“Sí, con orgullo. Mi empresa cuenta con un canal ético”

Y no solo disponible para los empleados, sino también para proveedores, clientes y público en general. Ha sido una de las mejores decisiones que he tomado”.

Quien así se expresa es el propietario de una empresa de tamaño medio después de comprobar los beneficios palpables que la implantación de dicho canal ha tenido en el día a día de su empresa.

Y eso que tomar la decisión no fue fácil. Venció reticencias propias y ajenas gracias al buen consejo del bufete de abogados que le ayudaron en materia de cumplimiento normativo.

Todo han sido ventajas, nos comenta:

·      “De manera clara pongo de manifiesto mi voluntad de compromiso ético.”

·      “Disminuyo riesgos. Si hay algún comportamiento o situación no adecuada, lo podemos conocer internamente cuanto antes y actuar en consecuencia. Es como un seguro.”

·      “Estamos ya preparados para el futuro. No nos preocupa, al contrario, la próxima Directiva Europea, por ejemplo.”

·      “Hemos podido escuchar y aprobar un par de peticiones internas que no nos habían llegado antes por otros caminos y que han tenido un efecto de cohesión interna inmediato. Muy importante en estos momentos de teletrabajo.”

Y tres son los puntos que considera han sido claves en el proceso de puesta en marcha:

·      “Que se note mi compromiso y el de todo el equipo directivo en el proyecto”

·      “Comunicación, comunicación. Interna y externa. Darlo a conocer”

·      “Actuar rápidamente en los temas que nos han llegado y que se sepa que así es”

Y, por cierto, “tampoco han sido tantos los casos gestionados. Poca carga de trabajo y mucha efectividad”.

“Espero poder ayudar con mi experiencia a otras organizaciones a dar el paso”. ¡Seguro que sí!

Y con una dirección de email no basta … Un buen ejemplo lo tenemos en co-resol.

Empresas e instituciones de múltiples sectores de actividad ya disfrutan de esta solución como canal ético.

Este artículo fue publicado inicialmente en LinkedIn.